Aquella tarde en la que te fuiste, hacía calor, el sol estaba alto y casi no podia ver como te alejabas.
Desde entonces siempre miro a lo lejos por si vienes, por si vuelves.
A veces me pongo las gafas de sol, pues el sol no me deja ver nítidamente.
Cuando vuelvo a sentir aquel momento me afano por esperar mas serenamente, pero no puedo conseguirlo, siempre aparece en mi mente el deseo por encima de todo y acaba bloqueándome.
La senda del camino se ha ido desfigurando con el tiempo, ya no es tan recta, ni tan firme, ni tan si quiera tan clara.
A veces pienso que no sabrás regresar, que no encontrarás la forma.
Tan lejos y tan cerca al mismo tiempo, pero tan diferente lugar es el que nos encuadra.
Esta tarde en la que espero que vuelvas no hace sol, ni viento, ni lluvia, no hay nada que la distinga de cualquier otra tarde.
Quizá por ello sigue siendo tarde.